Las dependencias a sustancias, al alcohol o a determinados comportamientos (juego, comida, sexo, etc) son condiciones que pueden superarse, mediando esfuerzos terapéuticos sistemáticos y especializados.
El abordaje terapéutico inicia con un adecuado diagnóstico y con la definición conjunta entre terapeuta y paciente de los objetivos que se pretenden alcanzar. Con base en estos elementos, se construye y acuerda un programa terapéutico adaptado a las necesidades del consultante, el que mediante elementos como trabajo motivacional o estrategias de prevención de recaídas contribuye a acercar al paciente y su entorno al logro de los objetivos planteados.
En la eventualidad de resultar necesario, es posible sumar al programa terapéutico la concurrencia de otros profesionales de la salud mental u organizar los métodos de control que minimicen las posibilidades de recaída.